martes, 24 de febrero de 2009

NAPOLEÓN III

Se hablaba hace escasos días, al tratar del general Serrano, I duque de la Torre, del destino que ocupó como embajador ante la corte de Napoleón III, al que se tituló en aquella entrada como rey de los franceses.Don José Luis Sampedro, a través de un correo electrónico tiene el acierto de corregir lo expuesto y añadir algunas anécdotas sobre la figura del tercer Napoleón que consideramos pudieran ser de su interés, improbable lector.Napoleón III, emperador de los franceses se proclamó en 1848 primer y único presidente de una Francia cuya forma de estado no era la monarquía por segunda vez. Años después, en 1852, a petición del Senado convocó un referéndum que le proclamó emperador de los franceses, al igual que su tío Napoleón I Bonaparte.Se respetó el numeral II para el hijo de Napoleón Bonaparte, el Rey de Roma, al que se considera efímero emperador por haber abdicado en él su padre.

Hijo del que fuera rey de Holanda, Luis Bonaparte, y de una hija de la emperatriz Josefina, el II Imperio acabó en 1870 con la derrota de Napoleón III en la batalla de Sedán frente a los prusianos. Acto que el rey de Prusia aprovechó para proclamarse kaiser de Alemania, ante casi todos los soberanos alemanes, en la galería de los espejos de Versalles. Se ausentó el rey de Baviera quien no estaba de acuerdo con que los Hohenzollern de Prusia se hicieran permanentemente con el trono del II reich.

Napoleón III casó con la española doña Eugenia de Montijo, condesa de Teba. A menudo se ha afirmado que de esa manera se aseguraba ser grande de España cuando perdiese el trono, como ocurrió finalmente.Su hijo y heredero, Napoleón IV, el príncipe imperial, cuya imagen sigue a estas líneas, murió en una emboscada en Zululandia, al servicio del ejército británico de la reina Victoria, gran amiga de su madre.Acompañan a esta entrada las armas del emperador Napoleón III, el águila del imperio francés, junto con su estandarte personal cargado con las abejas napoleónicas, y las de doña Eugenia de Montijo, como condesa de Teba, grande de España.Se apostilla una última anécdota: Quizá haya reparado, improbable lector, en el extraño cetro sobre el que apoya su mano el emperador Napoleón III en el conocido cuadro que sigue.Se añade detalle de la pieza:Se trata del cetro que se acola a las armas imperiales junto al bastón de mando. Bastón con la figura de san Denís, que también se representa en el óleo, escondido bajo la capa de armiño.