viernes, 3 de abril de 2009

CONCEPTOS HERÁLDICOS III: FORROS

Se habló recientemente de los esmaltes que pueblan este arte con pretensiones científicas que es la heráldica. Como recordará, improbable lector, existen dos forros entre esos esmaltes: Veros y armiños.

Del segundo de ellos se habló muy someramente en este blog hace ya tiempo al tratar las armas del reino de Navarra y proponer un ejemplo con las armas del duque soberano de la Bretaña, región hoy francesa, en tiempos soberana, que tomó por escudo un campo de armiños pleno.Con esas armas, que conserva la región como herencia de su soberano propio, se pone de manifiesto su antigüedad al tratarse de un escudo con un esmalte pleno, sin particiones ni reparticiones que vienen a demostrar modernidad.

Aun la Bretaña francesa tiene por actual bandera la siguiente: procedente de una aparentemente doble inspiración: Las armas del duque soberano de Bretaña y la bandera de Estados Unidos.

Pero aun no se ha tratado en este blog del forro de veros. Poco sabemos de su origen. Sí hemos podido comprobar que es forro utilizado con asiduidad por muy diferentes familias de los reinos españoles, por nuestra heráldica gentilicia, y en menor medida por la heráldica municipal.

En algún lugar leímos, hace ya tiempo, que el forro de veros lo que pretende representar es el agua, con esas campanitas de diseño tan geométrico, impropio de una época medieval más artística que pragmática.Y efectivamente parece agua. Al igual que el duque soberano de Bretaña trajo por armas un escudo de armiños pleno, existe un escudo de veros pleno. Se trata de la villa de Lohéac, curiosamente sita en la Bretaña francesa.

Se añade una curiosidad. Se trata de una imagen tomada en un centro de la sección femenina de la Obra. En ella se puede ver al santo fundador acompañado por los que serían sus sucesores, ante un altar. La pared del fondo, como no podía ser de otra forma en una Obra tan cuidadosa y cumplidora del arte heráldico en todos sus aspectos, es de veros plena.