martes, 19 de mayo de 2009

SANTA SEDE

Escribe un atento mensaje el hidalgo don José Antonio Vivar del Riego en relación con la entrada relativa a la bandera de la soberana orden de Malta en la que se recordaba que esta institución es sujeto de derecho internacional, esto es, que mantiene embajadores y legaciones diplomáticas ante la mayoría de los países. De los civilizados al menos.En relación con este tema de la soberanía de la orden apunta en su mensaje una serie de interesantes ideas:

Cuando estudiaba Derecho Internacional Público, durante la carrera, la profesora de la asignatura (estupenda, por cierto, en los dos sentidos) nos recalcaba que en las relaciones internacionales hay tres entidades que tienen el reconocimiento de sujetos de Derecho internacional sin ser estados: pueden recibir y nombrar representantes con estatus diplomático; sus delegaciones nacionales pueden considerarse, y es que lo son, embajadas a determinados efectos; participan en la ONU como miembros con voz, pero sin voto; … se trata de la Soberana Orden de Malta, la Cruz Roja y la Santa Sede.

En relación con esta última hay que hilar fino. Se refería la profesora a la Santa Sede, no al estado llamado Ciudad del Vaticano. Y es que son dos realidades distintas.

La Santa Sede es la cabeza espiritual de la cristiandad, en tanto que el Estado Vaticano es un mini-país (si hicieran allí la Vuelta Ciclista, tendrían que empezar por el esprint final). Se trata de un verdadero país en cualquier caso, con sus fronteras perfectamente definidas, que surge de los tratados de Letrán y es heredero de otra entidad nacional, los antiguos Estados Pontificios. Cuando desaparece este estado con la reunificación italiana desaparece todo atisbo de soberanía, pero la Santa Sede sigue existiendo.

Los embajadores de la Santa Sede son los nuncios, que tienen estatus diplomático. Y los embajadores de las diferentes naciones no se acreditan ante el Estado Vaticano, sino ante la Santa Sede.

Habrá comprobado, improbable lector, que todos estos apuntes definen la dicotomía entre la Santa Sede y el estado llamado Ciudad del Vaticano.

Se añade a las palabras de don José Antonio Vivar del Riego que esta dicotomía se refleja también heráldicamente. Las armas de la Iglesia son éstas: En campo de gules dos llaves en aspa. De oro la puesta en banda, y de plata la puesta en barra.

En tanto que el estado llamado Ciudad del Vaticano trae por armas las de la Iglesia, surmontadas las llaves por tiara pontificia, de plata.Es decir la diferencia viene determinada por la posición de la tiara pontificia. En las armas de la Iglesia la tiara timbra el escudo. En las armas de la nación Vaticana la tiara es uno de los muebles.