martes, 20 de octubre de 2009

TRANSMISIÓN DE LA NOBLEZA UTRIUSQUE SEXUS

Hasta la confusión de estados de 1836, en estos reinos que hoy son España existían dos clases de nobleza reconocida por la administración del Estado. Por un lado la nobleza titulada, que aún hoy sigue siendo tutelada por los poderes públicos, y la nobleza baja o nobleza no titulada, los conocidos como hidalgos, y siguiendo la moda impuesta por el presidente de la comunidad autónoma vascongada, y las conocidas como hidalgas.No es gratuita la alusión a la expresión hidalga. Hoy se propone a su consideración, improbable lector, el caso de la transmisión de la nobleza por vía femenina.Vaya por delante que la nobiliaria me resulta terra incognita, pero he podido asistir recientemente a una extraordinaria conferencia, como no podía ser de otra forma, de don José Luis Sampedro Escolar, en la que se trató del asunto y algo pude aprender. El título que rezaba la convocatoria, que por despiste no se reprodujo en este blog para animarle a acudir, improbable lector, fue el siguiente: La familia de Juana de Arco. Un caso de transmisión de la nobleza por línea femenina en 1430.Comenzó la conferencia con el relato de la concesión, por parte del rey de Francia Carlos VII, en 1430, aún en vida de Juana de Arco, de un privilegio de nobleza expedido a favor de la familia de ésta. Privilegio de nobleza que contenía una particularidad absolutamente novedosa: La posibilidad de transmitir la propia condición de noble a través, no solo de los varones como era el caso habitual, sino a través de las mujeres que fueran descendientes de los tres hermanos de la doncella de Orleáns.Entrando ya en el asunto de la conferencia explicó don José Luis que tan solo treinta años después, la alteza del rey Enrique IV de Castilla, que entonces la majestad era únicamente propia del emperador, no otorgó sino que reconoció el privilegio de los solares de Tejada y Valdeosera de transmitir igualmente la nobleza hidalga por medio de las mujeres.Ese reconocimiento es más que probable que encubriera un verdadero otorgamiento, escondido voluntariamente para no ofender a otros antiguos cuerpos nobiliarios que abogaban por la no concesión de nueva nobleza.En consecuencia, la excepcionalidad de la transmisión de la hidalguía por medio de las mujeres en los solares de Tejada y Valdeosera, sería una manifestación más del influjo cultural que el camino de Santiago supuso en estos reinos peninsulares.Las concomitancias entre el reconocimiento de nobleza a los tres hermanos varones de santa Juana de Arco y el reconocimiento de hidalguía a los descendientes de los solares de Tejada y Valdeosera son amplias. Explicaba don José Luis que incluso la propia redacción de los textos de ambos documentos, de los que solamente existen copias, reflejan un parecido excepcional que permite inferir la influencia de uno sobre otro.Por otro lado, el aporte cultural que suponía el camino de Santiago ¿no condujo a una manifestación similar de privilegios de nobleza transmisibles por las mujeres en los otros reinos peninsulares que atravesaba la ruta hacia la tumba del apóstol? La respuesta es afirmativa. Existen datos fehacientes de otras conductas similares por parte de los soberanos del principado de Cataluña y del reino de Navarra. Lamentablemente, esos documentos hoy se dan por desaparecidos, al igual que el propio privilegio origen de la conferencia que se expone.En 1598 un decreto del rey Enrique IV de Francia abolía la posibilidad de la transmisión de la nobleza utriusque sexus reconociendo, no obstante, la validez de la condición de nobles que mantenían por aquel entonces los descendientes de los hermanos de santa Juana de Arco, admitiendo solamente, a partir de esa fecha, la transmisión por línea de varón, idéntica al del resto de la nobleza francesa.Mejor suerte concedió la historia al privilegio de los solares de Tejada y Valdeosera, que vieron confirmado el documento de Enrique IV de Castilla por parte de los reyes católicos, Carlos I, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV, Fernando VII, Isabel II, el gobierno provisional de 1869, Alfonso XII, Alfonso XIII, el general Francisco Franco como jefe del Estado y por el rey actual, don Juan Carlos.Abordando un aspecto más iconográfico del asunto explicó don José Luis los parecidos, más que evidentes, entre las representaciones pictóricas de la santa, que aunque pasó a la historia como la doncella de Orleans era natural del pueblecito francés con nombre musical Domremy, y el apóstol Santiago en su aparición durante la batalla de Clavijo, origen en última instancia de los solares españoles con privilegio excepcional de transmisión de la hidalguía.

Para concluir se abordó el asunto de las armas de la santa francesa. Armas que recibió de manos de su querido rey Carlos VII de Francia en un documento fechado el día dos de junio de 1429. Se trata de un campo de azur con una espada de plata guarnecida de oro, puesta en palo, que atraviesa el interior del aro de una corona antigua de oro, colocada en jefe, acompañadas de dos flores de lis de oro colocadas en los flancos. Armas que fueron concedidas como estrictamente personales, toda vez que la propia santa y sus familiares se armaban previamente de un parlante campo de azur con un arco de oro puesto en faja, acompañado de una flecha puesta en palo, también de oro, apuntando hacia el jefe, acompañados de dos flechas de oro puestas en aspa apuntadas hacia los cantones diestro y siniestro del jefe.Armas éstas últimas que los descendientes de los hermanos de Juana de Arco cuartelaron con las de la santa que había sido origen de su nobleza.Concluida la conferencia se accedió a un salón en el que, como es tradicional, el numeroso público asistente pudo degustar caldos de Rioja acompañados de algunos quesos de la región.