miércoles, 18 de noviembre de 2009

MENSAJE DEL MARQUÉS DE LA FLORESTA SOBRE LAS ARMAS DE DOÑA LEONOR

Remite unas líneas quien probablemente más sabe de heráldica en España: Don Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, marqués de la Floresta. En su mensaje trata el asunto, expuesto hace unos días, relativo a las armas que debería tomar como propias la infanta doña Leonor, hija primogénita del príncipe de Asturias. Las que siguen son sus palabras:

Estimado amigo Carrión:

En relación con las armerías propuestas para Doña Leonor, estoy de acuerdo con usted: una vez recuperada la añeja costumbre de brisar las armas del Príncipe de Asturias al uso del siglo XVI, las de su primogénita deberían igualmente brisarse. Aunque sea costumbre algo extraña al sistema heráldico español.

El precedente de la brisura en las armerías de unos Príncipes de Asturias son del siglo XVI (el Príncipe Don Felipe, el Príncipe Don Carlos, el otro Príncipe Don Felipe), como demostré documentalmente en 1991 a partir del Armorial de Beaulaincourt (Archivo de Palacio) y de otros documentos de la Real Academia de la Historia. Después no ha habido ningún otro caso. En todo ello me siguió poco más tarde el reconocido heraldista Sr. Menéndez Pidal de Navascués, que se valió de mis trabajos de investigación sin citarme, sin duda por un olvido involuntario.

Ciertamente, mi tesis de entonces fue, y es, que en una Monarquía constitucional, las Armas del Rey y las Armas Nacionales deben estar reservadas a la Majestad reinante. En ello me dieron la razón tanto la Real Academia de la Historia, de la que me honro en formar parte, como la propia Casa de S.M. el Rey, cuando hace diez años se decidió a adoptar unas Armas propias para el Príncipe de Asturias, de Gerona y de Viana.Por último, el Sr. García-Menacho, a pesar de su buena voluntad, demuestra no conocer bien una parte del sistema heráldico. La costumbre de rodear un escudo femenino con sendas palmas, o con una palma y un ramo de mirto, tiene una justificación simbólica muy precisa: la palma representa la fecundidad (haber tenido hijos), y el mirto el amor conyugal (estar casada). S.A.R. la Serenísima Señora Infanta Doña Leonor, ni tiene edad para casarse, ni se ha casado, ni mucho menos ha tenido hijos. Todavía. A menos que el Sr. García-Menacho, por otra parte destacado artillero, esté haciendo gala de una capacidad notable de predicción del futuro...

Pero en todo caso, la propuesta de este militar es de agradecer -aunque no sea del todo afortunada-, porque viene a producir un interesante debate en la comunidad heráldica hispana.

Un cordial saludo del MARQUÉS DE LA FLORESTA