miércoles, 27 de enero de 2010

CORRECTA DISPOSICIÓN DE LOS DISTINTIVOS DE LAS ÓRDENES


Escribe unas líneas don Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, III marqués de la Floresta, cronista de armas de Castilla y León, de quien se habló recientemente en este espacio virtual al tratar de su desinteresado ofrecimiento para certificar armas gentilicias.

Su mensaje hace referencia a la reciente entrada en la que se expusieron algunas fotografías en las que se apreciaba la forma de disponer los distintivos de la orden de Carlos III.
 Las que siguen son las palabras del marqués de la Floresta:Mi querido amigo y compañero: respecto de la referencia sabatina en su blog a la manera correcta de llevar sobre el uniforme militar las insignias de Comendador de la Real y Distinguida Orden de Carlos III –a la que mucho me honro en pertenecer por la munificencia de la Majestad reinante-, debo señalarle mi desacuerdo.El teniente coronel que ilustra el artículo –al que creo identificar, y por eso me sorprende aún más su proceder, porque es persona impuesta en el tema- no luce correctamente estas insignias, ya que mezcla la cruz de Caballero (sobre el pecho) con la venera de Comendador (al cuello). Y esto, en una verdadera Orden (y la de Carlos III lo es sin duda) es incorrecto, ya que o bien se es Caballero o bien se es Comendador, pero nunca ambas cosas simultáneamente.En realidad, es como si sobre el uniforme se hubiera puesto las estrellas de capitán y debajo las de teniente coronel, bien juntas.

En su descargo, diré que este es un defecto muy común en nuestras Fuerzas Armadas actuales, en las que habitualmente se confunden las insignias de una Orden, con las meras condecoraciones –como, por ejemplo, las Cruces del Mérito Militar, de las cuales se pueden lucir tantas como acciones meritorias hayan sido premiadas-. Así, es muy corriente ver a compañeros luciendo la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, junto a la Encomienda e incluso la Placa, lo que, sobre ser conceptualmente incorrecto –aunque sea legal-, desmerece mucho la consideración que debiera tener una Orden, reducida así a la mera condición de “chapa”, que cuantas más mejor, y perdóneme la crudeza.Pero en las Órdenes, sean civiles o militares solamente se posee un grado, y cuando se alcanza el superior se pierde el inferior, del mismo modo que cuando se asciende a comandante se deja de ser capitán. Otra cosa, naturalmente, es que en la hoja de servicios y demás documentación del interesado se hagan constar los dos grados, ya que son dos concesiones, y por ende dos méritos.
En realidad, vista la escasa consideración que las Órdenes y Condecoraciones tienen hoy en nuestra Patria, todo esto es simplemente anecdótico, y solo llama la atención de cuatro ciudadanos, entre los que todavía me cuento.

Reciba un afectuoso saludo de su constante amigo ALFONSO DE CEBALLOS-ESCALERA Y GILA, MARQUÉS DE LA FLORESTA