martes, 28 de diciembre de 2010

EMBAJADAS ANTE EL MAESTRAZGO

Abundando en la nota que se reseñó hace ya un año, hoy se da cumplida noticia de los avances en el reconocimiento de la independencia del Maestrazgo ante la comunidad internacional, a instancias de las autoridades de aquel territorio, autoproclamado soberano, que así me lo han solicitado.

El Estado de la ciudad del Vaticano, que había anunciado el envío de una embajada, finalmente juzgó inconveniente el asunto.

Por el contrario, otra serie de estados sí consideraron el provecho de establecer un reconocimiento oficial.

El reino de Carpathia,
en castellano Carpatia, a través del nieto del rey Nicolás VIII que conocimos en El príncipe y la corista, el rey Alberto II, anunció la apertura de relaciones diplomáticas.

El principado de Graustark,
del que en una ocasión se habló en este espacio virtual, del mismo modo, reconoció al Maestrazgo como reino independiente y el actual príncipe soberano, Nicolás III, un bisnieto del príncipe Robin que dio origen a las novelas de George Barr McCutcheon, envío a un sobrino como embajador.

El reino de Syldavia,
que inmortalizó Hergè en El cetro de Ottokar, también envió una embajada de buena voluntad.

El reino de Ruritania
anunció, por medio de su monarca, el rey Rodolfo VII, bisnieto del rey Rodolfo V que pasó a la posteridad en El prisionero de Zenda,
que el embajador ante el Maestrazgo sería el VI duque de Strelsau, quien presentó sus credenciales ante los corregentes maestrales recientemente y que es gran amigo del conocido estudioso de nuestras ciencias don José María de Montells y Galán, I conde de los Viñedos de Zenda, en el reino del Maestrazgo.

El reino de Thule
envió a un descendiente del mítico príncipe Valiente, el conde Orsöw.

El principado de Florín
hizo pública la decisión de su soberano, el príncipe Humperdinck V, de enviar una embajada al mando del VI conde de Íñigo de Montoya.

El ducado de Grand Fenwick, 
por último, acreditó una embajadora, la XXV condesa Mountjoy que se desplazó, como era de esperar, en carroza.