sábado, 2 de octubre de 2010

SÁBADO: IMÁGENES

Hoy, que es sábado, solamente se propondrá una serie de imágenes, sin texto explicativo. Lo que se pretende es demostrar el acierto en el abandono del pudor heráldico por parte de la Iglesia, de nuestra Iglesia católica, si bien en geografías ajenas a estos reinos.

Es curioso que todavía hoy se considere, en los países europeos de nuestro entorno, que en España es tradicional decorar las estancias, los ornamentos, los utensilios de cualquier categoría con motivos heráldicos. Durante siglos fue hecho cierto, pero hoy queda lejos de la realidad, consecuencia de ese exceso de pudor de heráldico que últimamente nos caracteriza. Y la Iglesia en España no es ajena a esta patología.

Por el contrario, en otros países europeos o herederos de estos en América, la ornamentación eclesial basada en la heráldica es cotidiana, según demostrarán las fotografías que hoy se proponen y que ponen de manifiesto ese sano acierto.





OCHENTA Y DOS AÑOS

No, no lo he olvidado. Hoy es dos de octubre, conmemoración de los santos ángeles custodios.

viernes, 1 de octubre de 2010

NUEVA ORDEN IMPERIAL

La Gran Duquesa María de Rusia funda la Orden Imperial para damas de Santa Anastasia, en honor de Anastasia Romanovna, la primera Zarina de la Dinastía Romanoff

Remitido por don José Luis Sampedro Escolar
(traducción del original, presentado en la web de la gran duquesa María Wladimirovna)

El 20 de agosto de 2010, S.A.I. la Gran Duquesa María Wladimirovna, cabeza de la Casa Imperial de Rusia, ha fundado la Orden Imperial de la Santa y Gran Mártir Anastasia, para damas, y ha aprobado su reglamento. La Santa patrona de la orden, consoladora de cautivos, recibió martirio en 304, durante las persecuciones de Diocleciano, y de ella recibió el nombre la primera Zarina de la familia Romanoff, Anastasia Romanofna ( (1530 – Moscú, 7/20 de agosto de 1560), hija del noble Roman Iur’evich Zkhar’in-Iur’ev y de su esposa, Uliana Feodorovna, Anastasia Romanovna casó con el Zar Ivan IV el 3/16 de febrero de 1547, en una ceremonia auspiciada por S. Gennadii de Kostroma y presidida por el Metropolita Makarii de Moscú. La Zarina Anastasia ejerció una positiva influencia en Iván IV. Su primer hijo, el Tsarevich Dmitrii, murió durante una peregrinación al monasterio de Ferapontov en 1553, y al año siguiente Anastasia dio a luz al Tsarevich Iván, quien más tarde sería víctima de la cólera de su padre en 1581. El 31 de mayo/13 de junio de 1557, Anastasia Romanovna alumbró un futuro santo, el Zar Feodor I Ivanovich. Anastasia Romanovna cayó enferma repentinamente en Mozhaisk en el otoño de 1559 y falleció en Moscú el 7/20 de agosto de 1560, habiendo razones para creer que fue envenenada. Recibió sepultura en el monasterio Voznesenskii, en el kremlin moscovita, tras cuya destrucción, en 1929, sus restos fueron trasladados a la Catedral del Arcángel Miguel, en la misma fortaleza.


La creación de la Orden de la Santa y Mártir Anastasia marca el 450 aniversario de su fallecimiento y anticipa el 400 aniversario de la llamada al trono de Rusia por la Asamblea Patria de 1613.

Esta orden se otorgará a mujeres que se hayan distinguido en los campos de la caridad, la cultura, la medicina, educación, ciencia y otros fines útiles para la nación y la sociedad y a quien persiga nobles propósitos bajo el patronato de la Cabeza de la Casa Imperial de Rusia.

Estatutos de la Orden Imperial de la Santa y Gran Mártir Anastasia

La Orden Imperial de la Santa y Gran Mártir Anastasia es fundada por la Cabeza de la Casa Imperial de Rusia, S.A.I. la Gran Duquesa Maria Wladimirovna, Soberana de las Órdenes Imperiales y Reales de Rusia, el 7/20 de agosto de 2010, en honor de la Santa y Gran Mártir Anastasia, y en memoria de su homónima, la Zarina Anastasia Romanovna, cuyo matrimonio con el Zar Ivan IV el Imponente hizo heredera a la Dinastía Romanoff de los derechos y deberes de la extinguida Dinastía Riurikovich y llevó a su elección para el trono por la Asamblea Patria en 1613.

La creación de la Orden de la Santa y Mártir Anastasia marca el 450 aniversario del fallecimiento de la Zarina Anastasia Romanovna (2010) y del próximo 400 aniversario de la Casa Real e Imperial de los Romanoff (2013).

1. La Orden Imperial de la Santa y Gran Mártir Anastasia se concede a damas por servicios extraordinarios a la Patria y a la Casa Imperial Rusa.

2. La Orden Imperial de la Santa y Gran Mártir Anastasia tiene una sola clase. Su insignia pende de un lazo en el lado izquierdo del pecho. Las damas de la orden gozarán de los privilegios de la nobleza personal

3. La pertenencia a la Orden Imperial de la Santa y Gran Mártir Anastasia se concederá por decretos emitidos por la Cabeza de la Dinastía Imperial de Rusia a petición de instituciones y organizaciones responsables de tales peticiones. Un Diploma oficial garantizando el derecho a ostentar las insignias de la orden será firmado personalmente por la Cabeza de la Casa Imperial de Rusia y refrendado por el Director de la Cancillería de S.A.I. o por el Canciller del Despacho de Órdenes y Condecoraciones de la Casa Imperial de Rusia, sellándose con el sello de la Cancillería de S.A.I.

4. En el orden de prelación de las Órdenes Reales e Imperiales, la Orden de Santa Anastasia seguirá a la Orden Imperial y Militar de San Nicolás el Taumaturgo, y tendrá el mismo rango que la Imperial y Real Orden de San Stanislas (para caballeros). Las damas de la Orden Imperial y Militar de San Nicolás el Taumaturgo que sean agraciadas con la Orden de Santa Anastasia ostentarán su insignia debajo de la de San Nicolás. Las damas de la Imperial Orden de San Miguel Arcángel que reciban la de Santa Anastasia llevarán su insignia junto a la de la Orden de San Miguel.

5. El lema de la orden será: Fe, Esperanza y Caridad.

6. Las festividades de la Orden se celebrarán el día de la Santa y Gran Mártir Anastasia, consoladora de los cautivos (22 de diciembre/4 de enero), y el día de la conmemoración de la zarina Anastasia Romanovna (7/20 de agosto). Estos días se celebrarán con un encuentro de las damas de la orden en servicios eclesiásticos y por actos especiales de merced y caridad en nombre de la orden y de su Muy Augusta Fundadora.
Descripción de la insignia de la Orden Imperial de la Santa y Gran Mártir Anastasia

La insignia de la Orden Imperial de la Santa y Gran Mártir Anastasia consiste en una cruz blanca, más estrecha en el centro de los brazos y con los extremos exteriores dentados, con los bordes azules y dorados, pendiente de un lazo blanco con los bordes de oro y azul. Entre los brazos de la cruz, grifos de oro de la dinastía Romanoff, mirando heráldicamente a la diestra. En el anverso de la cruz, en un medallón circular central fileteado de oro, aparece en esmalte la imagen de la Santa y Gran Mártir Anastasia, reproduciendo con exactitud el icono que pertenece a la Cabeza de la casa Imperial de Rusia, S.A.I. la Gran Duquesa María Wladimirovna.

La cruz se timbre con una corona imperial.

En el reverso de la insignia, en el brazo superior de la cruz, aparece el monograma de la Muy Augusta Fundadora de la Orden, Cabeza de la Casa Imperial de Rusia, S.A.I. la Gran Duquesa María Wladimirovna. En el centro, en el medallón, aparece el lema de la orden: “Fe. Esperanza y Caridad”. En el brazo inferior se inscribe el número de la insignia, que se corresponde con el número que aparece en el diploma oficial emitido por S.A.I.

Cabe la posibilidad de ostentar la insignia en miniatura de 45 mms.

jueves, 30 de septiembre de 2010

APORTACIÓN DEL III MARQUÉS DE LA FLORESTA

Mi distinguido amigo y compañero: a propósito de su reciente entrada sobre la danesa Orden del Elefante y su común origen junto a la del Toisón de Oro- en la más antigua Orden de la Jarretera, permítame apuntar que esta prestigiosa institución británica tiene su procedencia directa en la castellana Orden de la Banda, establecida en 1330.
Efectivamente, estas Órdenes bajomedievales, llamadas “de collar y de fé”, bien distintas institucionalmente de las primitivas Órdenes militares, fueron corporaciones palatinas preferentemente orientadas hacia el deporte caballeresco, es decir las justas y los torneos. Los estatutos de la Banda Real de Castilla son bien explícitos en este punto, y la composición de la Jarretera delata que se organizó a partir de dos equipos de torneo bien equilibrados.
Sobre esto he escrito algunas páginas –juveniles- en mi libro “La Orden y Divisa de la Banda Real de Castilla” (Madrid, 1993),
y sobre todo lo ha hecho el egregio autor anglosajón D’Arcy Jonathan Dacre Boulton, en su excelente tratado “The Knights of the Crown. The monarchical Orders of knighthood in Later Medieval Europe 1325-1520” (1987), quien por cierto reconoce esa prelación de la Banda sobre la Jarretera, al tratar de ella en las páginas 46-95 de su obra.
Me parece oportuno que los españoles no perdamos de vista que, a pesar de ser periféricos respecto de Europa nuestros reinos peninsulares, sus aportaciones históricas a la evolución de la Caballería occidental fueron bien relevantes.
Reciba un cordial saludo de su dedicado
MARQUÉS DE LA FLORESTA

miércoles, 29 de septiembre de 2010

COLABORACIÓN DEL BARÓN DE SÓRVIGO

“De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas”
(Is. 2, 4)
Mi muy querido amigo:

Te escribo estas líneas para contarte una experiencia que he vivido recientemente. Leyendo hace pocos días noticias sobre heráldica, me llevé un susto morrocotudo: pensé que la segunda venida del Mesías se acababa de producir el mes de agosto pasado. ¡El Mesías ya está aquí! ¡Y en un pueblecito de Navarra que se llama Villatuerta!

Comprenderás que me llené de gozo ante semejante noticia: cualquier cristiano viejo ha oído hablar de esa era de paz que describe el profeta Isaías en el cántico de su capítulo segundo: “No alzará la espada pueblo contra pueblo, forjarán de las lanzas podaderas”.

Sin embargo, una lectura más atenta de la noticia condujo mi gozo al previsible pozo: lo que en realidad ha pasado es que el Ayuntamiento de la citada localidad de Villatuerta ha modificado el escudo municipal siguiendo los dictados de lo políticamente correcto: donde el escudo tradicional presentaba la efigie de un guerrero con lanza,
ahora ostenta un campesino con un hacha,
dispuesto a cercenar de certeros tajos toda ramita que se cruce en su camino bosque a través. ¡De las lanzas podaderas! “Se ha cambiado la alabarda por un hacha y el soldado ahora es un leñador”, dice orgulloso el Alcalde de la localidad. ¿Se tratará de un efecto colateral de los cursos de formación del INEM, dispuestos a convertir a los albañiles en desarrolladores de I+D, y a los soldados en leñadores?
La verdad es que bien mirado, en el modelo de escudo que presenta el periódico en el que leí la noticia (http://www.noticiasdenavarra.com/2010/08/24/vecinos/estella-y-merindad/villatuerta-modifica-su-escudo-municipal-para-evitar-los-simbolos-belicos) no veo por ningún sitio al leñador: bien es cierto que aparecen puestos en sotuer un báculo y un hacha de larguísimo e inmanejable mango, pero el personaje que antes fuera soldado ha sido dibujado desarmado y con las manos en alto, como los malos de las pelis del oeste cuando el bueno les encañona con su colt para sacarles de su escondite. ¿Una alegoría de la rendición ante lo políticamente correcto?

La verdad es que esto de lo políticamente correcto está causando estragos en la heráldica. No tengo que recordarte la cantidad de consistorios andaluces que han quitado las cadenas con las que representaban al Rey cautivo Boabdil (http://blogdeheraldica.blogspot.com/2009/11/desproposito-heraldico.html), la reciente confusión entre el escudo de los Reyes Católicos y el de la España franquista (http://blogdeheraldica.blogspot.com/2010/08/rectificacion-del-error.html), o hace pocos años, la propuesta de quitar las cabezas de moros del escudo de Aragón.

Puestos a velar por la corrección política, se me ocurren varias propuestas. Por ejemplo, y sin salir del escudo de España, cambiar el castillo de Castilla, evocador de gestas guerreras, por un castillo estilo Blancanieves, que sugiera bailes cortesanos y romances de princesas casaderas (si se dibuja con dos o tres hadas madrinas revoloteando entre las torres, mucho mejor). Y la granada de Granada, qué menos que representarla convenientemente empaquetada en un blister de plástico transparente y metida en una cámara frigorífica, por aquello de la seguridad alimentaria (con trazabilidad y fecha de caducidad, por supuesto). Y el león de León, mejor sustituirlo por un gatito con su ovillo, no sea que recuerde fieras hazañas patrias. ¡Y que me quiten lo de “plus ultra”, que está escrito en una tira de papel sin reciclar, y estamos acabando con los bosques!

Y si salimos por otros andurriales, qué me dices de los lobos cebados tan frecuentes en la heráldica norteña de España, ¡colmo de la incorrección política! ¡Pienso compuesto, es lo que deberían comer esos lobos, malandrines ellos, pobres ovejitas! Lo mismo te digo del escudo de Salamanca, con un toro negro zaino, que sin duda hiere la sensibilidad de alguna tripartición afecta a los correbous de encendidas astas. Y las armas tradicionales de Galicia, donde la laicidad y el laicismo brillan por su ausencia. Del escudo de Guipúzcoa, que quiten los diez cañones con sus cureñas, que aquí ya no hay guerras aunque nos frían a tiros. Y en Madrid, queremos oso y osa, uno a cada lado del madroño (o madroñera, que ambos géneros permite el diccionario) ¿Y qué me dices, fuera de las lindes patrias, del escudo de México, con una voraz ave rapaz atrapando a una pobre serpiente, animalito sin duda en peligro de extinción?

Y así podríamos seguir ad infinitum. La verdad es que se le cae a uno el alma a los pies.

Un cordial saludo:

El barón de Sórvigo

martes, 28 de septiembre de 2010

LA CATEDRAL DE SANTA MARÍA DE TALLÍN, JOYA HERÁLDICA DEL BÁLTICO

Remite unas líneas un viejo conocido de este espacio virtual, el profesor don Daniel García Riol, dando noticia de sus impresiones en torno a la heráldica en un reciente viaje a tierras del norte europeo.
Querido amigo Don José Juan:

Siempre con su permiso, me atrevo a enviarle estos comentarios y estas imágenes relacionadas con mi reciente viaje a tierras de Estonia.
Para mí ha constituido una gratísima sorpresa conocer la hermosa capital del pequeño país báltico, la hermosa ciudad de Tallin.
Su doble anillo de cuidadas y espectaculares murallas impresiona al visitante. Todo allí tiene un marcado sabor medieval y sus amables gentes han convertido su resurgir nacional y turístico en una reivindicación de ese pasado glorioso que tantas décadas de ocupación soviética habían ocultado y perseguido.
Altos torreones como el llamado “Germán el Largo” o posiciones fortificadas hacia el puerto como la llamada “Margarita la Gorda”, el Pasaje de Santa Catalina, la calle fortificada de la “Pierna Larga”… Todo evoca el periodo hanseático y la riqueza que el comercio del ámbar aportó a aquellas frías tierras.
Con todo y con eso, la sorpresa más grata con la que cualquier amante de la Heráldica puede encontrarse en Tallin es la visita de la Catedral de la Virgen Santa María. Se trata de la catedral protestante de la ciudad aunque fue templo católico hasta la Reforma en el S.XVI. Un edificio sobrio y austero en su exterior pero que guarda un bello secreto en su interior.
Es la iglesia Luterana más importante de Estonia, y una de las tres iglesias medievales que aún siguen en activo en Tallin. Se cree que fue construida en el año 1219, y se menciona documentalmente por primera vez en 1233. En su interior hay numerosas lápidas sepulcrales nobiliarias de los siglos XIII al XIX.

Según la costumbre, al morir, los nobles de la ciudad se hacían enterrar bajo losas sencillas bajo las naves del templo. Sin embargo, la familia de cada uno de los fallecidos encargaba un escudo con las armas del finado, para que fuera colgado de los muros, tanto de la nave central como de los brazos del transepto.
Los escudos se realizaban en madera tallada y se policromaban y doraban con gran primor, incluyendo muchos de ellos una cartela en memoria de los hechos de valor y mérito de su poseedor.

El resultado de esta interesante costumbre es que, a lo largo de los siglos, se fue constituyendo un magnífico armorial de la nobleza estona adosado a los muros interiores de la Catedral de Santa María.

Desgraciadamente los modelos medievales se han perdido por causa de incendios y otros desastres. Sin embargo los escudos que hoy en día se pueden admirar constituyen un armónico conjunto de armerías de los siglos XVI al XIX.
La restauración que las autoridades culturales estonas están llevando a cabo de este magnífico legado heráldico es ejemplar, aunque todavía es mucho el trabajo que queda por hacer y mucho el dinero necesario para devolver los escudos de armas a su antiguo esplendor.
La Universidad de Tallin ha publicado un estudio a modo de copioso armorial donde se alterna el análisis heráldico con las vicisitudes de la restauración y los proyectos de futuro para mejor proteger este tesoro.
La influencia de la heráldica germana, escandinava y nacional estona se alternan en estos escudos nobiliarios con elegancia y belleza. Todo un lujo para heraldistas.

Prof. Daniel Jesús García Riol
Master en Derecho Premial y Nobiliario, Heráldica y Genealogía (UNED)
Sociedad Española de Estudios Medievales

lunes, 27 de septiembre de 2010

CORRECCIÓN

Como siempre al quite para corregir o ampliar lo que sea necesario, el ínclito marqués de Utrera, quien hacía tiempo que no visitaba estos lares, remite unas líneas. El motivo de su recado se determina a partir de una reciente entrada relativa a la orden del Elefante del reino de Dinamarca.
No expondré sus palabras, que son pocas, si no que yo mismo le pondré al corriente, improbable lector, de sus ideas:

Por un lado me corrige sabiamente sobre el origen de la orden danesa: A pesar de mi insistencia, más intuitiva que sujeta a método experimental, sobre la supuestamente evidente concomitancia entre la orden del Toisón y la posterior orden del Elefante, el marqués me demuestra el error.
La orden danesa no es copia del Toisón, sino que ambas dos son creadas a imitación de la más antigua orden de la Jarretera, discernida por el monarca inglés.
La historia demuestra sus palabras y la red abunda en el dato. La orden más primitiva, que en esto de la antigüedad los militares somos muy estrictos, es la Jarretera. Y tanto el Toisón como el Elefante hunden sus raíces en la influencia y prestigio alcanzado, entonces, por aquella orden inglesa.
Por otro lado, el marqués tiene la deferencia de remitir una instantánea:
Recoge, entre otras, la figura de uno de los tres egregios individuos cuyas armas se expusieron en la misma entrada relativa a la orden del Elefante, al recordar la capilla del castillo que expone las armas de las damas y caballeros que han recibido tan alta distinción.
Como habrá apreciado, improbable lector, el general Eisenhower, ya presidente de la gran nación norteamericana, viste en la fotografía la banda, alternativa al collar, que denota su condición de caballero de la orden del Elefante danés. Banda, acompañada de la correspondiente gran cruz, que luce sobre el chaleco, y no por dentro del mismo, poniendo de manifiesto la presencia de un miembro de la realeza.
Efectivamente, quienes acompañan al general y a su distinguida esposa son el rey Federico IX de Dinamarca y su consorte, la reina Íngrid de Suecia.