sábado, 7 de mayo de 2011

SÁBADO: IMÁGENES

Hoy, y aunque el asunto no está relacionado con el objeto de este blog,  solamente se propone el enlace a un vídeo de youtube.
Recoge la presentación de credenciales de la nueva embajadora del reino de España cerca de la Santa Sede:

viernes, 6 de mayo de 2011

RENACE EL BLOG DEL PADRE DON GUY SELVESTER

Como se ha expresado en varias ocasiones, monseñor Bruno Bernard Heim debería ser nombrado patrón de los heraldistas.
No en vano su obra La heráldica en la Iglesia católica, sus orígenes, costumbres y leyes, es referencia obligada para todo heraldista interesado en eclesiástica.
Si existe una persona que haya mantenido, por medio de un intenso estudio, el extenso conocimiento sobre heráldica eclesiástica de monseñor Heim es, sin duda, el sacerdote norteamericano don Guy Selvester, de la diócesis de Metuchen, en Nueva Jersey, cuyas armas,
parte, según costumbre anglosajona, con las de su destino eclesiástico:
Su evidente esfuerzo fue recompensado durante la celebración del XXIX Congreso heráldico internacional celebrado en Stuttgart, siendo elegido miembro asociado de la Academia internacional de heráldica, a través de votación entre los académicos de pleno derecho:
http://shoutsinthepiazza.blogspot.com/2010/09/great-honor.html
La Iglesia, nuestra Iglesia católica, aún no ha reconocido, ni aprovechado, su inmenso conocimiento. Observando el armorial que exhiben sus excelencias, los señores obispos de la Iglesia universal, parece casi pecado no recurrir al inmenso saber del padre Selvester.



La jerarquía eclesiástica deberían considerar la posibilidad de que el padre Selvester ocupara un puesto de responsabilidad  recreando (que ya existió), bajo su docta doctrina heráldica, la Oficina heráldica vaticana, necesario instituto que impondría orden y rigor en el desconcierto que abunda en el armorial episcopal de nuestra querida Iglesia.
Escritor, el padre Selvester ha mantenido durante años un inmejorable blog, Shouts in the piazza, en el que mostraba parte de su trabajo, que desapareció de la red hace unos meses.
Para regocijo de los heraldistas amantes de la eclesiástica, don Guy Selvester ha vuelto a ocupar un espacio virtual: Omnia post. Blog cuya visita diaria es obligada y que, consecuentemente, permanecerá en la lista de enlaces sugeridos en el margen derecho de este tedioso espacio virtual que tiene la deferencia de estar leyendo, improbable lector.

PERTINENTE ACLARACIÓN

BREVE PRECISIÓN

Por don Xavi Garcia
Heraldista

José Juan:

Las últimas entradas han sido muy interesantes. ¡Felicidades!

Hoy me he vuelto a topar con esta entrada:
http://blogdeheraldica.blogspot.com/2009/08/el-losange-en-el-principado-de-cataluna.html obra de Hansen, un antiguo colaborador del proyecto THV de la wikipedia en castellano. A modo de comentario, quería aclarar una afirmación de Hansen, la que dice: ''tal como recoge en sus escritos el heraldista catalán don Armand de Fluvià i Escorça, que fuera fundador y presidente hasta 2007 de la Societat Catalana de Genealogia, Heràldica, Sigil•lografia, Vexil•lologia i Nobiliària, órgano al que acude la Generalitat con motivo de aprobación de escudos municipales.''
Primero, es Armand de Fluvià i EscorSa, que suena casi igual. Pero no es a lo que venía. Segundo, dice que la SCGHSVN es un órgano, cuando es una asociación privada, no un órgano. Tercero, la Generalitat jamás ha acudido a ella para aprobar ningún escudo.

El circuito es el siguiente:

El Departament de Governació de les Administracions Locals (Departamento de Gobernación de las Administraciones Locales), a partir de ahora DGAL, de la Generalidad de Cataluña, que no es lo mismo que toooooda la Generalitat, insta a los ayuntamientos sin escudos oficializados que lo hagan. Si estos inician el proceso, el DGAL realiza un expediente heráldico del municipio, generalmente obra de Armand de Fluvià. El Ayuntamiento somete a votación la propuesta del DGAL y si se aprueba, se envia la documentación del expediente, junto con la aprobación del pleno al Institut d'Estudis Catalans (Instituto de Estudios Catalanes), para abreviar IEC, quien valora la corrección del escudo aprobado y resuelve favorablemente o no, dependiendo de los criterios establecidos en el decreto 139/2007. Si el IEC lo aprueba, al poco tiempo aparece publicado en el DOGC (Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya) e inscrito en el Registro de Símbolos de las Entidades Locales de la DGAL.
Si al Ayuntamiento no le agrada la propuesta, se entra en un ciclo de discusión con el DGAL hasta que llegan a un acuerdo y después se envía al IEC. En algún caso como el de l'Espluga de Francolí, que hace poco que se aprobó, el Ayuntamiento, asesorado por un grupo de historiadores locales, intentaron aprobar un escudo que históricamente no era correcto, no llegando a un acuerdo con el DGAL y solicitando el envió de la documentación al IEC, quien resolvió desfavorablemente la propuesta del ayuntamiento, dejándose finalmente asesorar por el DGAL y la propuesta de Armand.

En ningún momento del circuito se requiere los servicios de la SCGHSVN o de otra institución privada.

Un abrazo:
Xavi Garcia

jueves, 5 de mayo de 2011

LEÓN V DE ARMENIA, I SEÑOR DE MADRID

Imagino que su ingente sabiduría ya conoce la anécdota, improbable lector, pero no está de más recordar la curiosidad: el soberano del reino cruzado de Armenia, León V, fue señor de Madrid desde 1383, hasta su muerte, acaecida en 1393.
El reino de Armenia se configuró como Estado independiente en el año 1078.
En esas fechas, un numeroso grupo de armenios, huyendo de la invasión musulmana, se afincó en la región de Cilicia, en la parte sudoccidental de lo que hoy es Turquía, poniendo a salvo la forma de vida y tradiciones de su región de origen.
La longevidad del reino, cuyas armas fueron estas,
no fue del todo efímera pues, con el apoyo del contingente cruzado se alargó hasta 1375, en que resultó invadido por la fuerza de las armas quedando su rey, León V de Armenia, junto a su familia, como rehenes de las hordas moras siendo trasladados a Jerusalén y posteriormente a El Cairo.
A través de su confesor, un franciscano francés llamado Juan D´Ardel, que llegaría con los años a ser obispo de Tortíboli en el reino de Nápoles, envió cartas de petición de socorro desde la capital egipcia a un buen número de reyes cristianos de toda Europa.
Incluso, en septiembre de 1379, el rey León envió a fray Juan con su propio sello y cartas credenciales al reino de Aragón donde, el primero de marzo de 1380, fue recibido por don Pedro IV el ceremonioso.
Recorrió el fraile, en demanda de rescate para el rey León de Armenia, otros muchos reinos occidentales. Finalmente, a mediados de 1382, pudo regresar a El Cairo con una embajada al mando de Juan de Loric, financiada por el rey don Juan I de Castilla, que liberó al monarca armenio.
León V alcanzó el puerto seguro de Venecia el 12 de diciembre de 1382, desde donde se trasladó a Aviñón a rendir homenaje al papa Clemente VII, antipapa según la actual cronología de los sucesores de Pedro, y a solicitar la convocatoria de una nueva cruzada para liberar su reino de la morisma.
Sin recibir promesa pontificia de apoyo a su demanda se trasladó a Aragón para agradecer su rescate, recalando finalmente, en abril de 1383, en la itinerante corte de don Juan I de Castilla.
El monarca castellano, hombre de profunda convicción caballeresca, le dispensó en todo momento tratamiento regio y le concedió para su acomodo el señorío de Madrid, Andújar y Villareal, hoy Ciudad Real, que suponía una renta en torno a los ciento cincuenta mil maravedíes. Una fortuna para la época.
El rey León V de Armenia, I señor de Madrid, se afincó por breve tiempo en la cabeza de su señorío disponiendo la reforma del alcázar para hacerlo su hogar. Ejerció su dominio señorial sobre la villa del Manzanares, aunque sin residir efectivamente en ella, durante diez años. 
Insatisfecho por la imposibilidad de recuperar su reino perdido, en junio de 1384 se trasladó a París donde el rey Carlos VI de Francia le concedió el señorío del castillo de Saint-Ouen, con sus considerables rentas anejas.
Durante el período 1389-1392, ejerció como mediador entre los monarcas de Inglaterra y Francia, con el ánimo de conseguir que las tropas enfrentadas en la guerra de los cien años se coaligaran en favor de una cruzada que rescatara sus perdidos dominios para la cristiandad.
Finalmente, el rey León V de Armenia, I señor de Madrid, falleció en París el veintinueve de noviembre de 1393, sin recuperar su trono.
En la efigie que adorna su tumba, labrada en vida del monarca, León V porta cetro en una mano, extraviado durante el violento tránsito al nuevo régimen, y guantes en la otra, significando su carácter de soberano.
Descansa hoy el I señor de Madrid en la basílica real de san Denís de París.
Su título, conforme a la petición del pueblo de Madrid, se revocó en 1391 por el rey don Enrique III de Castilla transformándolo en vitalicio. Desde entonces, nadie se ha titulado como señor de Madrid a excepción de los propios soberanos de Castilla.
Se añaden, para concluir, las armas que usó en vida el rey León V, un terciado en palo del reino de Armenia, del reino de Jerusalén y de la dinastía de Lusignan:

miércoles, 4 de mayo de 2011

CONTINÚA LA HISTORIA DE LA CRUZ DEL INGLÉS

LA CRUZ DEL INGLÉS

O

EL INGLÉS DE LA CRUZ

(II PARTE)

Por don Sinforiano del Trigo y Díaz-Pescuezo


Estimado Sr. Carrión:

En el artículo que tuvo Vd. la deferencia de publicar el pasado día 8 de abril, le contaba a la improbable comunidad heráldica el trágico fin del teniente coronel Colquitt después de la acción de la toma de Sevilla a los franceses el 27 de agosto de 1812, así como su posterior entierro a los pies de una cruz humilladero a las afueras de Alcalá de Guadaíra. Relataba en aquel artículo cómo, a pesar de la desaparición de la cruz humilladero y de la lápida que cubría la sepultura, se conservó intacto el nombre que el pueblo de Alcalá de dio a aquel lugar: La Cruz del Inglés.

Para conmemorar tales hechos y el origen de tan singular topónimo, un grupo de historiadores locales se reunieron recientemente con el doble fin de erigir un sencillo monumento a modo de cenotafio y de, en la medida de lo posible, arrojar más luz sobre aquel personaje que originó la leyenda. Como adelanté en el anterior post, los resultados de esta humilde y espontánea iniciativa cultural pronto empezaron felizmente a materializarse.

La asociación LA CRUZ DEL INGLÉS 2012, tras varias reuniones con el concejal de urbanismo de Alcalá de Guadaíra, propuso al ayuntamiento la erección de un sencillo monolito, de algo más de 3 m de altura, que estaría ejecutado en piedra caliza amarillo fósil, como la piedra de albero local, e integraría verticalmente una réplica de la lápida original en lo que sería un pedestal de corte clásico envolviendo a una columna coronada por una cruz de forja, elementos que recordarían al primitivo humilladero. El diseño ha sido realizado por el arquitecto técnico y vicepresidente de la asociación, Francisco José López Martínez:
Esperemos que la actual crisis, especialmente virulenta en las cuentas de las administraciones locales, así como los cambios políticos que puedan producirse en el consistorio alcalareño con las próximas elecciones, no impidan la materialización de este proyecto y finalmente lo hagan posible antes del 5 de septiembre de 1812, fecha en la que se conmemorará el bicentenario del funeral de nuestro Inglés de la Cruz.

Por otro lado, las tareas de investigación de los miembros de LA CRUZ DEL INGLÉS 2012 también pronto comenzaron a dar sus frutos. Como ya se expuso en el anterior artículo, se localizó la lápida original del teniente coronel Colquitt, así como su fantástico ex libris. No obstante de estos preciados elementos también fue tremendamente interesante el hallazgo de muchos de sus datos biográficos, que doscientos años después, sirvieron para reconstruir la figura de lo que hasta ahora no había sido más que un fantasmagórico protagonista de leyendas ya olvidadas.

Según los datos encontrados, John Scrope Colquitt nació el 31 de marzo de 1775 en Liverpool, concretamente en el número 39 de Atherton street. Era el primogénito de John Colquitt IV y de su esposa Bridget, de soltera Martin. Su padre era abogado, miembro del Common Council (Cabildo Municipal), Town Clerk (principal y más antiguo oficial del ayuntamiento) y Bayliff de Liverpool (Bailío, una especie de corregidor).
Su madre había nacido en Dublín y pertenecía a una prospera familia de comerciantes y propietarios de plantaciones de tabaco en Virginia, prosperidad que los Martin perdieron poco después del nacimiento del pequeño John Scrope debido a la independencia de las colonias americanas. John y Bridget Colquitt tuvieron dos hijos más: Samuel (1777) y Bridget (1779).

Pero, ¿Quiénes eran estos Colquitt de Liverpool?

El antepasado más lejano de la genealogía familiar es un tal John Colquite, natural del condado de Cornualles, en el extremo suroeste de Inglaterra. Concretamente de una parroquia rural llamada Saint Sampson, en el municipio de Golant. En 1620 los heraldos reales lo declaran “no caballero”, aunque le admiten un Pedigree de siete generaciones. Esta referencia se conserva en un documento del College of Arms de Londres denominado The Visitation of Devon in 1620. Obsérvese que a John Colquite no se le declaraba villano o plebeyo, sino “no caballero”, con lo cual no se le cerraban del todo las puertas a un posible ascenso social. Aún así, los heraldos reales dejaban expresamente claro que no existía posibilidad de adoptar escudo de armas ni asumir el estilo y privilegios de la nobleza.

En 1699 se establece en Liverpool el iniciador de la saga, John Colquitt I, el tatarabuelo de nuestro protagonista, desempeñando el cargo de inspector de aduanas. Provenía de Kingston upon Hull, en cuyo puerto su progenitor también fue funcionario de la aduana. Estamos en el periodo de la restauración monárquica posterior a la Revolución de Oliver Cromwell, y parece ser que en Hull la familia tuvo ciertos problemas motivados por su significación política a favor de la causa parlamentaria. Ya en Liverpool John Colquitt I consiguió cierta fortuna gracias a su beneficioso cargo, aunque en buena parte debido también a algunos fraudes relacionados con el contrabando que incluso llegaron a provocar su destitución. No obstante, los hijos y nietos del viejo John Colquitt siguieron desempeñando el oficio de inspector de aduanas y lograron hacerse un hueco entre las familias más distinguidas y prósperas de Liverpool. Uno de sus nietos, John Colquitt III, compaginó su cargo de funcionario con el de promotor inmobiliario, invirtiendo parte de su fortuna en urbanizar la calle que hasta nuestros días sigue denominándose en su honor Colquitt Street.
Otro de los nietos del primer Colquitt de Liverpool, hermano de este John Colquitt III metido a constructor, fue Scrope Colquitt, abuelo de nuestro protagonista y cuyo retrato ha podido ser localizado
Scrope Colquitt (1719-1783), en la imagen superior, fue el primero de la familia en dar el salto a la política municipal. Aunque empezó como inspector de la aduana, como sus antepasados, llegó a ser Councillor (concejal o regidor) y posteriormente Bayliff of Liverpool. Casó con Elizabeth Goodwin, con la que tuvo como primer hijo superviviente varón a John Colquitt IV. Aunque la pareja tuvo otros hijos, solo hubo dos varones más que continuaran el apellido familiar junto con John: Goodwin (al que en un curioso y típico caso de ambivalencia le pusieron de nombre el apellido de su madre) y Scrope. John Colquitt IV (1746-1807) siguió los pasos de su progenitor en la política municipal y, después de contraer matrimonio con Bridget Martin, fue el padre de nuestro inglés de la cruz: John Scrope Colquitt esq.

Con respecto a las armas que utilizaron estos Colquitt de Liverpool, parecía a priori confuso localizarlas en el entramado de cuarteles que ilustran el ex libris de nuestro protagonista.
Por ello, los miembros de la asociación entendieron que probablemente fueran las que aparecían en el escusón central
Sin embargo, no seguros de ello y con muy buen criterio, consultaron al Royal College of Arms de Londres. Mr. Henry Bedingfeld, hasta septiembre del año pasado York Herald, hoy Rey de Armas de Norroy y Ulster,
amablemente les informó de que hasta la fecha del ex libris, 1797, ningún Colquitt había registrado nunca sus armas. Había, en cambio, registrado en los archivos del College of Arms una licencia real y un otorgamiento de armas (Grant of Arms) a un tal Goodwin Colquitt en 1842. El objeto de aquel trámite era cambiar su apellido por el compuesto Colquitt-Goodwin, para que así se le concediera usar las armas de los Goodwin. Este personaje al que se refiere el registro heráldico no es otro que el hijo de un primo hermano del teniente coronel John Scrope Colquitt, el cual convirtió su apellido en compuesto añadiéndole el de su bisabuela, Elizabeth Goodwin, apellido que sí poseía escudo de armas y que también aparecía en el ex libris heráldico de nuestro protagonista.
Algunos años más tarde, este sobrino de nuestro inglés casó con una rica heredera apellidada Craven, por lo que solicitó otra licencia real para cambiar su apellido compuesto, esta vez por Colquitt-Craven.

Mr. Henry Bedingfeld también les dijo a los miembros de la asociación que, de hacer una correcta lectura heráldica del ex libris, el cuartel que pretendería corresponder a los Colquitt sería el superior izquierdo y no el escusón.
Esta apreciación del por entonces York Herald fue comprobada por los investigadores de la asociación al hallar dos nuevos ejemplos de las armas utilizadas por los Colquitt de Liverpool. El primero de ellos es una vidriera de la iglesia de All Saints de Childwall, a las afueras de Liverpool, en cuyo cementerio parroquial están enterrados muchos miembros de la familia.
La vidriera data de las primeras décadas del siglo XIX. En los huecos superiores izquierdo y derecho aparecen las siglas S y C en caracteres góticos, mientras que en el central se muestra un escudo partido, con las mismas armas en la primera de las particiones que aparecen presidiendo el ex libris del teniente coronel Colquitt, aunque esta vez luciendo los correspondientes esmaltes y con una extraña estrella azur de cinco puntas.
Tanto las iniciales como la cinta que rodea el escudo hablan de Scrope Colquitt II (1758-1833), tío de nuestro protagonista y benefactor de la iglesia de Childwall.

El otro ejemplo de las armas de la familia aparece por las mismas fechas en la lápida funeraria de un hijo de este Scrope Colquitt II. Scrope Milner Colquitt, que murió en 1825 a la edad de 23 años, cuando se encontraba estudiando en la Universidad de Oxford para convertirse en ministro de la Iglesia Anglicana.
El escudo partido se repite, aunque esta vez en la partición de los Colquitt se muestran más claramente representadas las tres flores de cinco pétalos cada una y desaparece la extraña estrella de la vidriera. Por el contrario, la partición segunda, que se desconoce a qué linaje representa, y que no aparece en el ex libris de John Scrope Colquitt, aparece en la lápida del joven Scrope Milner con una faja en la que se insertan los losanges, mientras que en la vidriera que donó su padre se muestran en abismo sobre un campo de gules.
Hasta aquí la peregrina historia del futuro monumento de la Cruz del Inglés, así como la de las averiguaciones de los miembros de la asociación sobre la genealogía y heráldica familiar de este personaje. Todo ello es el fruto de una apasionante aventura en la que se han embarcado un puñado de ciudadanos de a pié para rescatar parte del patrimonio cultural y de la memoria de su comunidad. En otra ocasión, vendré dando la tabarra con los hallazgos relativos a la no menos interesante biografía personal del teniente coronel John Scrope Colquitt, a su formación, su vida antes de incorporarse al ejército, su hoja de servicios, su matrimonio, hijos, así como qué fue de los Colquitt de Liverpool.

Atentamente suyo,
Sinforiano del Trigo