jueves, 2 de junio de 2011

¡ADELANTE!

Te odian, te desprecian, te envidian, te idealizan, te imitan. Han decretado que has muerto y te quieren expulsar de los más exquisitos círculos. Por un divertimento, una tontería a fin de cuentas. Corrompen así una forma de ser, una manera de entender la vida, absolutamente original. Basada en la estética, evidente en el vestir, y en el humor. En el buen humor, y en el otro, en el malo, que aunque disimulado, aveces aflora a la superficie dejando al descubierto la ironía.

Hundirse descartado, lamentarse no conduce a nada, avergonzarse ¿de qué? si ellos te envidian y han cometido males similares e incluso peores. ¡Adelante! que el camino es corto y hay que recorrerlo con toda la soltura y dignidad que seas capaz de aparentar. Y en cuanto al resto, esos que fueron tan amigos… ellos se lo pierden.

No han captado el mensaje. No han comprendido la esencia. No han entendido el asunto. Por mucho que nuestra moral se empeñe en afirmar lo contrario, lo bello, lo divertido, lo apasionante, no es llegar, es ir. Como en el Orient Express.

Sigo de permiso, improbable lector, me apetecía escribir algo.